Parque Nacional Canaima. Esta joya natural ha atraído a viajeros de todas partes gracias a su extensa selva, majestuosos tepuyes y maravillosas cascadas. Muchos han intentado articular lo que se siente el estar aquí, en medio de un entorno mágico. Waku Lodge es precisamente eso: un oasis que nos convierte nuevamente en seres complejos en medio de esta inmensidad natural.
Presentación: Waku Lodge es un paraíso a la orilla de la Laguna de Canaima. Sin obstáculos que impidan tu vista de las cascadas que caen en la laguna. Ponen a tu disposición 19 preciosas y cómodas habitaciones y una suite magistral. Aquí encontrarás aire acondicionado y agua caliente, así como WiFi, en caso de que sientas la necesidad. Un área para fumadores, con música y TV se encarga de que con los detalles queden resueltas todas tus necesidades.
Canaima, un rincón de Venezuela que teje historias de tepuyes, cataratas, y selvas vírgenes. Si te alojas en Waku Lodge, no solo tendrás un campamento en el que descansar, sino un abreboca a los espectáculos de la Madre Naturaleza. Deja que te guíe por los tesoros que puedes disfrutar desde allí.
El Salto Ángel, Kerepakupai Merú, la catarata más alta de la Tierra. Desde Waku Lodge, puedes emprender la travesía para conocer a este gigante. Nuestros guías especializados te llevarán camino al mirador, para que aprecies su salto desde la perspectiva de un afortunado. Lo que lograrás a contemplar te dejará sin aliento.
Canaima no solo es hogar del Salto Ángel. Allí encontrarás dos joyas más: Hacha y Sapo. Puedes visitarlas disfrutando de un paseo desde Waku Lodge en los shuttles que trabajan entre los campamentos de la laguna de Canaima. Hacha es un salto muy particular; parece haber sido tallado por una mano gigante. Por otro lado, la masa del Salto Sapo te envuelve en la esencia de la selva: agua y roca, y ni el menor rastro de civilización.
La Laguna de Canaima es casi un espejismo, un suspiro entre montañas de verdor. Puede ser disfrutada en un paseo en curiara, una hermosa embarcación que se deja mecer por el agua. Una vez en la laguna, los tepuyes se duplican en reflejos dorados y la experiencia no puede ser más serena y conectada con los ritmos de la naturaleza.
¿Por qué conformarse con la belleza de Canaima puntual cuando se puede ver todo desde las alturas, y con pocos esfuerzos? Waku Lodge tiene su propio helipuerto y desde él pueden armar excursiones de sobrevuelo en helicóptero a las sabanas de la Gran Sabana. Empezamos con el claro del día para ver cómo los tepuyes de Canaima se despliegan sin cercas, tonos rojizos, grises y marrones cediendo parte del precio por la textura; en una ruta de ríos que, en vez de separarse del todo, dividen con calma. El Auyantepuy trepa a lo lejos, el más grande de todos, con una masa enormemente pesada que a medida que se vuelve más grande, más angulosa y hostil, insiste en no poder volar.
Waku Lodge tiene muchos servicios además de las rutas turísticas, y aunque al final de un día agotador en la selva puedas volver al aire acondicionado a pleno y agua caliente, la belleza que nos rodea no tiene fin, ni tampoco la atención cuidadosa del equipo del hotel; él hace la diferencia.
Dos días. Voy vivir dos días eternos aquí. Voy a creer que la Gran Sabana es toda Venezuela, y que en la vida se puede ir solo por ella. Que se puede ir confiando en que se trata de un mundo silente, a decirnos por qué nosotros no lo somos. Estas 24 horas tardarán semanas en apagarse: mi habitación es una caja de zapatos, pero todas sus tardes parecen finales de mes, y lo mismo pasa conmigo. Aplausos para Waku Lodge. Porque son interminables. Porque es inevitable.